Los términos tradición de las
tumbas de tiro o cultura de las
tumbas de tiro se refieren
a un conjunto de rasgos culturales interconectados que se han encontrado en los
estados mexicanos de Jalisco, Nayarit y Colima. Se ha
datado entre los años 300/200 a.C. y 400/600 d.C. de la era cristiana. Una buena parte de
los objetos producidos por los portadores de esta cultura ha sido encontrado
fuera de contexto arqueológico, debido a la actividad de saqueadores de tumbas
cuyos entierros han sido vendidos al mercado negro. El mayor entierro asociado
a esta tradición fue encontrado en 1993, en Huitzilapa (Jalisco).1
Las llamadas tumbas de tiro son unas sepulturas características de determinados sitios arqueológicos de Jalisco, Nayarit y Colima, en México. Se consideran pertenecientes a la llamada Tradición
de las tumbas de tiro, que se estima se desarrolló entre los años 200 a. C. y 600 dC.
Estructura
Consisten en un tiro o pozo de 2 a 16 metros
de profundidad de sección circular o rectangular que se excava en la tierra. Al
llegar a determinada profundidad se excava hacia a un lado una o varias cámaras
funerarias que contendrá el cadáver y sus ofrendas. Estas cámaras están
comunicadas entre sí con pequeños túneles en las cuales se han encontrado
elementos ceremoniales que acompañaban a los muertos. Una vez hecho el enterramiento,
se cierra la comunicación entre la cámara y el tiro, se llena el tiro de tierra
y, en general, no queda ninguna huella de la tumba. Las variaciones entre las
tumbas pueden deberse a la calidad del subsuelo, a la categoría social de la
persona o de las personas enterradas o simplemente al estilo de moda en
determinada área o determinado tiempo. Por lo general las tumbas de tiro pueden
albergar a varios cuerpos.
Los estudios de las piezas contenidas en las
tumbas y algunos fechamientos por carbono
14 indican que
su uso cubre un período que va de poco antes de Cristo hasta el año 600. Algunas de las tumbas son muy complicadas y
tienen varias cámaras funerarias
Ofrendas
Las
ofrendas constaban de piezas de cerámica con representaciones de hombres o
mujeres en alguna actividad, como testimonio del tipo de vida que habían
llevado (por ejemplo, cazadores, músicos, agricultores con sus enseres e
indumentaria). También había piezas cotidianas o de ornato y su nahual,
compañero en el viaje al inframundo, disfraz del dios de la muerte, que conduce
o guía el alma del muerto a través de los nueve torrentes que separan al
difunto del cielo. Este nahual era un animal que podía ser un loro, un pato,
una víbora, aunque usualmente era un perro: estos animales popularmente se
convirtieron en los perros pelones o izcuintli, figuras muy representativas y
conocidas como emblema de Colima, de las cuales se tienen figuras similares en
la cultura mochica del Perú.
QUE INTERESANTE Y SOBRE TODO LAS OBRAS MAESTRA EN CERAMICA ESTAN CHIDAS.
ResponderEliminarME IMAGINO QUE ENTRE MAS PROFUNDA LA TUMBA MAS CERCA DE LA MADRE TIERRA